CASCADAS DE PLATA Y CRISTAL en la Serranía de Cuenca.
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CASCADAS DE PLATA Y CRISTAL en la Serranía de Cuenca.

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Nos encaminamos hacia Chillarón de Cuenca, desde donde parte una ruta paisajística muy interesante que nos acerca al nacimiento del Cuervo, afluente del río Guadiela que desemboca en el Tajo formando el conocido como Mar de Castilla. Este es un conjunto de embalses de cristal que acumula un inmenso volumen de agua. Se alcanzan las fuentes del río Cuervo atravesando el Parque Natural de la Serranía de Cuenca, donde se halla una de las más completas masas forestales del centro peninsular por los bosques mixtos y densos pinares que enriquecen la zona.

La ruta para llegar al nacimiento tiene 2 kilómetros de recorrido, un atractivo paseo apto para cualquier público.

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A unos trescientos metros caminando desde el primer parking se llega a un puente de madera que inicia oficialmente el recorrido hacia la primera cortina de cristal. En primavera se encuentra cargada de caudal y ofrece a la vista el mejor espectáculo de agua en movimiento. En invierno los chorros se suelen helar ofreciendo otro escenario que parece salido de una ensoñación. En el mes de Abril durante el trayecto encontramos verdes de todos los tonos en musgos y líquenes.

Hechizo en el bosque

Las orquídeas nos regalan un fulgor que cubre toda la gama del arco iris. Las hay blancas, amarillas, bronceadas y rojas, con variedades moteadas, veteadas o manchadas. También llaman la atención los arces, tilos, avellanos, acebos y tejos. Pinos laricios y albares, las especies arbóreas más abundantes en la Serranía de Cuenca, nos rodean enriqueciendo el escenario. Más adelante, el camino acaba en el propio nacimiento del río, una filtración en el muro calizo donde el agua aparece en la base de las rocas.

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Atravesamos pasarelas, puentes y escaleras que proporcionan acceso hasta las mismas fuentes del manantial. He de resaltar el efecto cautivador de este paisaje arbóreo extraordinariamente bello. Cuando llegamos a la zona de las cascadas nos introducimos en un mundo íntimo  y fascinante: el agua escurriéndose y precipitándose por las hendiduras de las tobas calcáreas, formando unas preciosas caídas de unos 20 metros de anchura, lo que se suma a la aportación ornamental del musgo emergente entre las tobas bañando de un colorido onírico el entorno.

Escuchemos esta fresca melodía que nos guiará por el bosque de plata y cristal:

Es fácil dejarse conquistar por este frescor natural y por el cristal líquido que brilla en las salpicaduras del poderoso manantial. Unos metros más arriba contemplamos una vista superior de los torrentes verticales desde un pequeño mirador donde el río se calma y forma una tabla acuosa rodeada de importantes bosques relícticos eurosiberianos (supervivientes de fenómenos naturales) con acebos, tilos y arces; comunidades rupícolas (que habitan zonas rocosas)  turberas y prados húmedos salpicados de musgo tiñen de color todo lo que vemos.

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Una ruta refrescante entre cortinas de cristal

Seguimos guiados por los puentes de madera para un poco más allá cruzar el río y acceder a una gran pradera y en poco tiempo nos encontramos en el remanso donde caen las aguas que brotan de las cumbres del cerro de San Felipe, el nacimiento de este río.

A continuación debemos dar media vuelta y retroceder sobre nuestros pasos hasta la pradera. Pero ahora no cruzamos por el puente sino que bordeamos la orilla derecha acompañando al cauce en su descenso. Mientras, observamos troncones desgajados de su raíz por la  fuerza del agua y oteamos desde un nuevo mirador rodeado de pinos. De este modo distinguimos por donde acceder a otros rincones cargados de sombras y misterio en medio del humedal. Nos asombran las tobas descubiertas y otras pobladas de musgo. Por estas discurren láminas del líquido elemento; su movimiento compone dulces armónicos envolventes. A poca distancia accedemos al llamado Sendero de la Turbera.

Invito a escuchar otra melodía con sones de cristal que acaricia pacíficamente nuestros  sentidos:

Finalmente, por otra pasarela de madera antigua que cruje a nuestro paso volvemos a cruzar el río Cuervo, para terminar en el punto de inicio junto al aparcamiento tras recorrer un tramo que nos trae aromas resinosos de pino.

Localizamos en plena pradera unas mesas improvisadas en los oscuros tocones de sabina y damos buena cuenta de unas viandas que anegan el olfato con efluvios atávicos.

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El relieve y los niveles climáticos de este Parque se ven reflejados en el tipo de vegetación y favorecen el desarrollo de microclimas locales. Vemos cristal en los cañones rocosos, cristal en las hoces y en los cortados, como el de Uña-Villalba de la Sierra (en la misma zona junto al río Júcar) donde se desarrollan bosques de tilos y bosques mixtos que demandan ambientes húmedos y frescos, creados gracias a la protección ofrecida por las paredes calizas jurásicas que los flanquean. Los arbustos aparecen rodeados de sabinares, tomillares o erizales, acompañados por un estrato herbáceo de mil tonos verdosos.

 

Son herbazales altos y vivaces de hojas duras y bastas que se ubican en zonas temporalmente húmedas debido al afloramiento de estratos impermeables, con abundantes limos y arcillas que aportan una importante capacidad de retención de agua. En consecuencia, estos pastizales mantienen la humedad durante casi todo el año. A partir de 1500 m la riqueza colorista de estos bosques se acrecienta por la presencia de acebos, tejos y robles.

¿Qué cascada de notas musicales podría ahora resfrecar nuestros sentidos? Algo así:

Desde que en 1973 se creó la reserva nacional de caza, la población de corzos, jabalíes y muflones aumenta sin parar. La cabra montés se deja ver entre los riscos igualmente.

La fauna troglodita (quirópteros cavernícolas) se conserva en zonas umbrías entre los muros de roca.

El río Cuervo nace junto a la localidad de Vega del Codorno (Cuenca, España), concretamente en la falda occidental de la Muela de San Felipe, a unos 1469 metros de altitud. La desembocadura está en el Guadiela, afluente del Tajo, junto a la localidad de Puente de Vadillos, una vez que sus aguas han enriquecido parte de la serranía.

Se accede desde la localidad de Tragacete, de la que le separan 12 kilómetros por carretera. Varias sendas señalizadas dirigen nuestros pasos a lo largo de un trazado evocador donde el aroma resina de los pinares impregna el aire refrescante que respiramos.

La sensación de vivir un tiempo pretérito nos acompaña de la mano de esta melodía:

El nacimiento del río Cuervo fue declarado Monumento Natural en 1991? y ocupa una superficie de 1709 hectáreas. En el recorrido se pueden observar grutas tras las cascadas y simas parcialmente ocultas, siendo llamativos los relieves formados por derrumbamientos de los muros tobáceos.

Las cumbres que rodean el Monumento Natural sobre la muela de San Felipe alcanzan una media de 1.700 m de altitud. Asistimos sin duda a uno de los valores geomorfológicos y paisajísticos más destacados de España.

Aparte de las rapaces indicadas, a nuestro paso podemos avistar una importante comunidad de aves propias del ecosistema forestal: el gavilán, el azor o el águila culebrera. Por los márgenes del río merodean la lavandera cascadeña o el mirlo acuático, junto a numerosos mamíferos como la ardilla roja, el musgaño de cabrera y el gato montés que acecha entre los humedales. Se observa también un apreciable valor de conservación de la fauna troglodita (murciélagos) y de mariposas, pudiendo encontrarnos con varias especies protegidas. Por otro lado, las aguas del río abundan en especies propias de estos entornos ribereños: truchas, libélulas, moluscos de agua dulce…

Aromas del bosque profundo

Llegan a nuestros sentidos sensaciones únicas al respirar un aire aromatizado con un crisol de esencias al que contribuye la comunidad de orquídeas, de la que se han registrado al menos 19 especies.

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La Muela de San Felipe es una gran planicie cubierta con materiales calcáreos del Cretácico Superior. Aquí llueve más que en ninguna otra parte de la provincia de Cuenca. El agua se infiltra y circula a través de oquedades y galerías de la roca hasta alcanzar diversos manantiales y fuentes de las cuales las que originan el Nacimiento del Río Cuervo son las más relevantes. Las aguas en este circuito subterráneo van concentrando energía y cuando brotan al exterior dan lugar a un inolvidable espectáculo visual.

Debido a la oxigenación que producen las caídas de agua, se originan los travertinos o rocas de toba. Tras aflorar el agua a la superficie, el bicarbonato cálcico que lleva disuelto se transforma en carbonato cálcico, que es insoluble y se acumula en forma de tobas.

Unas capas de toba se apilan sobre otras llegando un momento en que por su propio peso se rompen y desmoronan, cambiando así el perfil de las cascadas y del río dando paso a la formación de nuevas barreras de roca. En la subida al nacimiento se pueden observar varios derrumbes recientes. Por ello es importante, para evitar accidentes y por motivos de conservación, que se respeten las normas de seguridad a lo largo del recorrido y nunca se rebasen las barreras que protegen el camino.

Paz para los oídos:

Toda la Muela de San Felipe presenta un sugestivo paisaje kárstico (aquel que ha sido originado por la desintegración y descomposición de ciertas rocas cuyos componentes son solubles en agua) conformado con magníficas muestras de lapiaces (surco u oquedad), dolinas (depresiones geológicas), “ciudades encantadas” y simas, fruto de esta interactiva infiltración del agua en la roca caliza. A lo largo del llamado Sendero del Pinar accederemos a La Muela, para disfrutar del espectacular Cuervo desde un mirador sorprendente.

El Cuervo sigue fielmente el régimen de caudales propio de un río Mediterráneo, con crecidas típicas en primavera y períodos de estiaje en verano, según lo que haya llovido. Así, durante el verano o en años especialmente secos es frecuente encontrar gran parte de las cascadas sin agua. Este fenómeno se repite desde hace miles de años y forma parte del ciclo vital del río. No obedece a ninguna razón alarmista.

Con cada estación disfrutaremos de una peculiaridad sin igual en este entorno embrujado. Depende de nuestra imaginación que liberemos nuestros sentidos y permitamos al  espacio vital que nos envuelva con su sin par belleza y  encanto.

ACCESOS

La  entrada se hace desde la carretera CM-2106 que viene de Cuenca pasando por Uña, Huélamo y Tragacete, dirección a Masegosa, a 12 km de Tragacete. Se puede hacer con menores y con toda la familia. Hasta Las Cascadas (Tobas o Travertinos), la senda está adaptada para carros de bebe y sillas de ruedas.

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TIPO DE CAMINO:  Camino, pasarelas y senda.

Recomendamos esta ruta en días no festivos, porque de lo contrario habrá demasiada afluencia de visitantes y esto impedirá disfrutar del arrullo de las aguas, el trino de las avecillas y el deslizar del viento entre las copas de los abetos.

Salud y buena ruta.

INDICACIONES SOBRE EL ITINERARIO. Para ver datos sobre el tipo de recorrido: http://areasprotegidas.castillalamancha.es/rap/espacios-naturales-protegidos/enp-monumento-natural/monumento-natural-nacimiento-del-rio-6

 

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