JANO: EL DIOS BIPOLAR ANUNCIA EL NUEVO AÑO
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JANO: EL DIOS BIPOLAR ANUNCIA EL NUEVO AÑO

Jano mira con una cara al año nuevo y con la otra despide al año que se va

Al comenzar un nuevo año rendimos culto, sin saberlo, a Jano Bifronte, el dios romano del tránsito y los inicios. El dios Jano-Quirino es padre de Fontus, dios de las fuentes, cascadas y pozos e hijo de Apolo y Creuza. Como personaje de la mitología en la antigua Roma, fue considerado primer rey de Roma. Según la leyenda, condujo a una colonia etrusca y la instaló sobre una colina del Lacio. La colina fue llamada «Janícula» (colina de Jano), donde más tarde se levantaron los muros de Roma.

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El dios Jano de la mitología romana. El «Ianitor» o guardian de las puertas

Jano en la mitología romana es el dios de las puertas, los comienzos, las entradas a portales, los caminos de transición y los finales. Por estos motivos le fue otorgado el primer mes del año para consagrarle. En el año 47 a. C. Julio César decidió reformar el calendario y consagrarlo a Jano. Se le invocaba públicamente el primer día de enero, mes que recibió el nombre de Ianuarius (que en español pasó a Janeiro o Janero y de ahí a enero).

Jano es representado con dos caras, mirando hacia extremos opuestos de su perfil.

Jano, el dios bifronte que mira al pasado y al futuro. Imagen

Jano se convertía así en el dios que apadrina el año nuevo al desterrar del presente al año anterior.

Las puertas del cielo

En su papel de divinidad que tutela cualquier tránsito en el tiempo y en el espacio, Jano guardaba las puertas celestiales y las terrenales. Realizaba la misión de un San Pedro pagano, portando un llavero colgante en la mano izquierda y un báculo en la derecha.

Según la mitología romana, Jano rige el equilibrio del Universo manteniendo la armonía cósmica y los ciclos que la expresan.

Dentro de la esfera del zodiaco, el signo del mes de enero se rige por la constelación de Capricornio. Algunas civilizaciones creían que Capricornio era el portal de los dioses, una región del cielo por donde pasaban las almas de los humanos cuando fallecían.

Jano y la dualidad entre el bien y el mal, el pasado y el futuro. Imagen.

Los solsticios son los momentos del año en los que el Sol alcanza su mayor o menor altura aparente en el cielo y la duración del día o de la noche son las máximas del año.

En un momento determinado, el Sol alcanza el solsticio de invierno cuando pasa frente a Capricornio. En la cultura romana, la concepción de Jano como guardián de las puertas del cielo les condujo incluso a confundirlo con el Sol: el propio Júpiter sale o entra gracias a el. El solsticio de invierno es el primer día del sol nuevo y el último del viejo: el Sol y el año inician su salida desde el mismo punto.

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Capricornio y los portales del tiempo. En la tradición romana, el culto de los ianitor como guardianes fue representado por la figura de Ianus, el Jano de dos caras. El cielo, los mares, las nubes y las tierras, se cierran y abren por su mano, porque se le confió la custodia del universo.

Las llaves del tiempo

Jano es el ‘ianitor’ o portero que abre y cierra las puertas (“ianuae”) del año, por lo que uno de sus atributos son las llaves.

Cuando se mostraba a Jano en cualquiera de sus representaciones de cuerpo entero, lo hacían con un bastón en la mano derecha y con una llave en la mano izquierda. Estos elementos están muy relacionados con las entradas por ser los atributos de cualquier portero: una llave para abrir y un bastón para impedir el paso a los visitantes no deseados. También hace referencia a que con la vara preside los caminos.

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Jano era el portero; sus símbolos eran el bastón o virga y un juego de llaves, las que abren y cierran las puertas del tiempo.

La importancia del dios Jano en la cultura romana era tal que en los sacrificios e invocaciones la plegaria comenzaba dirigiéndose a Jano mediante una ofrenda de incienso y vino, aunque la ceremonia estuviera destinada a otra deidad. A él se consagraban la mañana, el día primero del mes, el mes primero del año y del siglo.

En la Tradición Hindú, los solsticios son atribuidos a las puertas del cosmos. La Puerta de los Hombres (solsticio de verano) y la Puerta de los Dioses (solsticio de invierno), coinciden con la Tradición Pitagórica y la Tradición romana de Jano.

Según el poeta romano Ovidio, Jano abría o cerraba todo lo que había sobre la Tierra, controlaba tanto el cielo como el mar así como la rotación de la Tierra sobre sí misma. Dice que este dios mira a la vez a Oriente y Occidente consiguiendo equilibrar el cosmos. Jano miraba por una de sus dos caras hacia el solsticio de verano, que representaba la puerta de las almas que llegaban a la Tierra al nacer, y por la otra cara daba la bienvenida al solsticio de invierno, puerta por donde salían las almas de sus cuerpos físicos donde habían estado encarnadas, para transmutarse a otras dimensiones.

Para algunos Jano era el custodio del universo, pero para todos los romanos era el dios de los comienzos y los finales. Presidía todas las entradas y salidas porque cada puerta y pasaje mira en dos direcciones.

el_dios_jano_mira_al_pasado_y_al_futuro

«Yo soy el alfa y el omega… el principio y el final». (Apocalipsis 1,8, 21,6, 22,13)

Jano y la historia Sagrada

Según la Historia Sagrada, Jesucristo entregó al apóstol Pedro una llave de oro y otra de plata. Son símbolo de la Iglesia católica y en concreto del papado. Pues bien, las llaves hacen referencia inmediata a las llaves antiguas de Jano una de oro y otra de plata, que en la mitología romana iban asociadas a las dos puertas solsticiales. La de oro abre la puerta de los cielos y está relacionada con el sol y la energía masculina. La de plata lo está con la energía femenina y con la luna.

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Adán y Eva, dos caras como las del dios Jano. Dos elementos del «yo» enfrentados… o asociados.

No hay que olvidar que Ianus (Jano) es el Dios solar de origen etrusco. Ocupaba el punto más alto del escalafón entre los Dioses antiguos etrusco-latinos.

También se interpreta como que la llave de oro representa al poder espiritual de la Iglesia Católica, mientras que la de plata representa su poder temporal.

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El escudo pontificio del Vaticano. La llave de oro simboliza el influjo espiritual de la Iglesia Católica, mientras que la de plata simboliza su poder temporal. El lazo representa la conexión entre los dos poderes. De ese modo, las llaves permiten el acceso o protegen el “Reino de los cielos”.

Jano y la novela de Albert Camus

En el lenguaje, Jano puede hacer referencia a una persona que manifiesta aspectos muy disímiles entre sí; o como alusión a la hipocresía. En este sentido este dios es citado en la novela de Albert Camus titulada LA CAÍDA.

Camus alude a este dios en su novela como ejemplo de aquello que habita a la vez y de manera caótica en el pasado y en el futuro, pues da paso al comienzo y también al fin.

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En su novela «La Caída», Albert Camus aborda la influencia que en la conciencia tienen el yo, el ego o el sentimiento de culpa.

En esta novela se aborda la influencia que en la conciencia tienen el yo, el ego o el sentimiento de culpa. También el ser arrancado de tus raíces. En “La Caída”, el escritor francés compara el suicidio de la joven al arrojarse sobre el río Sena, con la vida de Clamence, quien de ser un exitoso abogado cae hasta el punto de convertirse en un ser abominable, aniquilando su reputación y su vida interior.

Un hombre, que se presenta al mundo bajo el seudónimo de Jean Baptiste Clamence, ejerce de abogado o más bien de “juez penitente” (como él mismo se denomina) en Ámsterdam, después de la segunda guerra mundial. El bar “Mexico City”, es el escenario donde nuestro interlocutor comienza a narrar, a un recién llegado, su vida.

Un templo dedicado al dios Jano

Su templo contaba con doce puertas que simbolizaban los doce meses del año. Durante el curso de una guerra, las puertas permanecían abiertas. El motivo era proteger a los soldados y transmitirles valentía y fortaleza. Durante períodos de paz las puertas eran cerradas. Así pues, este dios bifronte mostraba una cara seria, la de la victoria en la guerra; y la otra cara era el lado alegre, la cara de la paz.

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Templo de Jano. Rubens-1577-1640. Imagen

El recinto central del templo estaba ocupado por doce columnas, equivalentes a los doce signos zodiacales. Frente a la figura del dios y sobre el mosaico central se emplazaba la rueda cósmica. El pavimento del templo poseía mosaicos alegóricos a los cuatro elementos principales: fuego, agua, tierra y aire.

Este dios también era protector del comercio y de los negocios o el trabajo en general, como nuestro San Pancracio. Hay que tener en cuenta que la mayoría de los santos y fiestas que hoy celebramos resultaron de la cristianización de fiestas y dioses de la tradición romana.

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Dibujo del templo dedicado al dios Jano en Roma. (Giovanni Battista Piranesi). Imagen

Para quien pueda visitar Roma, indicarle que el templo ya no existe pero se mantiene en pie el “arco de Jano”, aunque bien es verdad que en un estado lamentable. Se halla detrás de la iglesia de Santa María de Cosmedín, donde se ubica la famosa “Boca de la Verita”.

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El «Arco de Jano» data del siglo I d. C. Se halla cerca de la antigua Curia romana, calle Argiletum, en una zona importante que unía el Foro y las áreas residenciales en el noreste.

Cómo representaron a Jano en las monedas

Pasado el horrendo 2020, el 2021 tampoco está ofreciéndonos una cara amable, pero pensemos aunque sea ingenuamente, que todo va a mejorar, debe mejorar. En este sentido, la Moneda de Año Nuevo acuñada por el gobierno austríaco quiere mostrar a través del dios Jano un futuro prometedor. ¡Olvida lo viejo, recibe lo nuevo!

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El dios Jano representado en una moneda austríaca acuñada para el año 2020

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Templo de Jano con decoración de techo ornamentado, ventana enrejada a la izquierda y con una guirnalda colgada a través de las puertas dobles cerradas a la derecha. Grabado en una moneda popular como era el sestercio romano. Una muestra de fino trabajo.

La “Moneda de Año Nuevo” ha sido la última del año 2020 que emitió la Casa de Moneda de Austria. Con ella conmemora el año que comienza y lanza un mensaje de buenos deseos.

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El dios mitológico Jano y su presencia en la numismática. Imagen.

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Jano y la conducta bipolar

Alternar comportamientos depresivos con periodos de ánimo normal e incluso de euforia son rasgos que se incluyen en la conducta bipolar. Sin intentar profundizar en absoluto en el conocido como trastorno bipolar, solo pretendo comparar estos episodios bivalentes con las épocas de tiempo que marca el concepto mitológico sobre el dios Jano.

En tanto que era el dios de los finales y de los comienzos, de los cambios y las transiciones, era el dios de la dualidad. Jano representa las fases o episodios en que el estatus y la conducta humana se transforman. En mi opinión, esto no es exclusivo de la conducta bipolar, sino de la cambiante condición humana. No conozco a nadie que sea absolutamente inamovible en sus decisiones y que no se contradiga nunca. Otra cosa es que intentemos aparentar la máxima coherencia, pero no somos máquinas y eso nos enriquece, contribuyendo a la solución de tantas afrentas como se nos presentan en la vida.

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Los episodios bivalentes de la conducta bipolar y las épocas de tiempo que marca el concepto mitológico sobre el dios Jano

Sirva de ejemplo lo que ya indiqué más arriba: que en la antigua Roma a Jano se lo invocaba al comenzar una guerra, y mientras ésta tenía lugar las puertas de su templo permanecían siempre abiertas. Cuando en Roma llegaban tiempos de paz, las puertas se cerraban.

El dilema es una constante en nuestra existencia y es algo propio de los humanos que entronca con la clave de cómo nos conducimos por la vida y con la toma de decisiones.

La ambivalencia del dios Jano, la dualidad. Imagen

Así pues, Jano ha marcado siempre una dualidad que nos representa de manera esencial. Su simbolismo induce a reflexionar sobre los comienzos y los finales que no son otra cosa que el reflejo existencial de la vida y la muerte.

A aquellos a quienes haya conseguido entretener os invito a que votéis este artículo haciendo clic en el sitio correspondiente… si os apetece.

Muchas gracias.

 

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