15 Ago VALLES EN EL FILO DEL MUNDO. NATURALEZA QUE PALPITA.
Las Merindades de Burgos: cinco maravillas.
Recorremos cinco de los veintisiete municipios de esta comarca que palpita. Son lugares bendecidos por la montaña kárstica, el río Ebro y su profusa vegetación. Las Merindades nos ofrecen rutas de ensueño. Como la de las Iglesias rupestres. Se trata de ermitas excavadas en piedra que nos trasladan a otra era y otros mundos.
Las Merindades son una de las diez comarcas burgalesas de la comunidad autónoma de Castilla y León. Esta región recoge el origen del condado castellano.
Extensiones geográficas únicas configuran la comarca. La meseta castellana, el valle del Ebro y la cordillera Cantábrica. En esta última se sitúa la elevación más alta: Castro Valnera (1718 m) en Espinosa de los Monteros. Contiene neveros naturales encerrados en el fondo de cavernas hundidas. Esta zona ofrece abruptos relieves sobre casas aisladas de pasiegos.
Un coro celestial palpita a nuestro lado:
Avistar la entrada a Orbaneja es toda una experiencia para los sentidos. El sonido del viento traspasa las copas de los nogales centenarios. Las aguas del Ebro rumorean a nuestra izquierda. Es una vitalidad cristalina que palpita. Los robles y hayas aparecen cubiertos por el azul intenso del cielo castellano.
Por estos lares planean orgullosas las águilas perdiceras y las reales. También los buitres leonados y el halcón peregrino. Este es capaz de volar a 250 kilómetros por hora. Es una de las aves más veloces de la Tierra.
Hoces del Ebro y Rudrón.
Como ya apuntamos en un post anterior, Orbaneja del Castillo se sitúa dentro del Espacio Natural de Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Es una zona de tránsito de un antiguo camino de Santiago. Por ello los Templarios alzaron el hospital y el convento de San Albín.
Nos rodea un valle que palpita coronado por crestas de caliza kárstica semejantes a almenas. Algunos dicen que de ahí procede el nombre del pueblo.
Uno de los arcos rocosos parece la silueta de dos camellos besándose. Y una especie de enorme ojo natural que perfora una cresta nos traslada al mapa de África.
Esta extraordinaria pieza musical contribuye a crear un fondo épico que nos envuelve:
Nos saludan profundos valles flanqueados por desfiladeros. Hay cortados de pendiente pronunciada que abren el paso a los ríos Ebro y Rudrón. Contrastan de forma singular con los amplios páramos de niveles superiores. Sobre ellos, la panorámica nos transporta hacia diáfanos horizontes.
El principal río subterráneo del complejo kárstico de Orbaneja es utilizado para el abastecimiento público de aguas. Su recorrido parece cubierto con una pátina de irrealidad.
La Cueva del Agua es el principal afloramiento de este acuífero subterráneo. Forma un torrente superficial que deposita tobas calcáreas y sobre el cual está construida gran parte de la localidad. Recorre parte del pueblo a través de un canal hacia un antiguo molino y se precipita formando una espléndida cascada. Esta desciende rápidamente hacia el río Ebro, donde vierten sus aguas puras.
Ojo Guareña: una cueva que palpita entre las rocas
Seguimos trayecto hacia Sotoscueva, a 7 km. El complejo kárstico de Ojo Guareña, que contiene más de 110 km de galerías intercomunicadas, fue declarado Monumento Natural en el año 1996.
Qué bonitos acordes nos bendicen:
En Sotoscueva se encuentra La Cueva y Ermita de San Bernabé, muy conocida en las Merindades. La ermita está excavada en una de las entradas al complejo kárstico de Ojo Guareña aprovechando la existencia de la gigantesca cueva. Hay grupos limitados para las visitas. El recorrido es cómodo, un paseo interior de 400 metros que finaliza en la Ermita de San Tirso y San Bernabé. También se puede visitar la llamada Cueva Palomera.
Una cadena montañosa nos permite contemplar desfiladeros, barrancos y los ríos Guareña y Trema. Nos sorprende el llamativo aspecto de la entrada a la cueva de Ojo Guareña. por donde se accede a la ermita rupestre. Una centenaria erosión de las rocas calizas debida al avance de las aguas del río, ha formado seis niveles de galerías. Entre ellas discurren las corrientes que han ido modelando el Complejo.
La mágica Ermita rupestre.
A este complejo kárstico lo llaman Ojo Guareña por la perforación subterránea en forma de ojo gigantesco. Se debe a la erosión producida por el río Guareña durante siglos.
Es fácil imaginar la leyenda que arrastra y el misterio que palpita en estos lugares. Reuniones de brujas, ritos relacionados con el agua y figuraciones sobre el bien y el mal. Incluso apariciones de santos. Todo ello le proporciona una simbología mágica a la que contribuye la portentosa pared de piedra horadada. En ella se asienta la Ermita de San Bernabé. Aquí parecen convivir devociones cristianas con los poderes grandiosos de la naturaleza.
Interior de la ermita rupestre de San Tirso y San Bernabé, con pinturas del año 1705 que cuentan el martirio de San Tirso.
Llama la atención un espacio rupestre como este convertido en templo. El cerramiento artificial queda integrado perfectamente con los techos y paredes de la gruta. Al final de la nave hay un altar. Tras él, una estancia dotada con un balcón permite oficiar misa al aire libre en la celebración de la Romería.
Últimas notas que nos acercan a los misterios de esta tierra sagrada:
Quedan aún muchos lugares que describir y descubrir de las Merindades. Los reservamos para un futuro post sobre esta provincia de Burgos que posee un paisaje bañado por la magia que el padre Ebro va dejando atrás. En su curso bravío e imparable, este poderoso caudal ha excavado cañones imposibles. Sus paredes verticales nos dejan un gran impacto visual. Parecen transmitirnos mensajes sobre vivencias de las gentes de otros tiempos…
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Posted at 17:03h, 01 octubre[…] La cueva se encuentra en Revilla de Pomar, muy cerca de Aguilar de Campoo. Está incluida en el Geoparque en pleno espacio protegido de Covalagua con 2860 hectáreas de extensión. Covalagua es una surgencia que da origen al río Livia y toda el área es un excelente ejemplo de formación kárstica. […]